Mañana 20 de marzo, es el Día Internacional de la
Felicidad propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas el
día 28 de junio de 2012 y que se celebró la primera vez el 20 de marzo de 2013.
Todo ello empezó por la iniciativa mundialmente conocida del Reino de Bután que
creó un Indicador colectivo de felicidad nacional que denomina FNB
(Felicidad Nacional Bruta), como un símil al PIB (Producto Interior
Bruto que mide el desempeño económico de un país) pero focalizado en el
bienestar de la nacional desde una perspectiva no tan económica. Por ello, las
Naciones Unidas quieren reconocer con la proclamación de este día especial, la
importancia que tiene la felicidad y bienestar colectivo como una meta
importante de todos los seres humanos y que debería considerarse como un
objetivo político en los gobiernos.
Y justo hoy día me encuentro en una estancia
docente y de investigación en la Universidad de Kioto, en Japón. Justo el
día internacional de la felicidad en un centro de investigación que estudian,
entre otros temas, la felicidad colectiva desde una aproximación
multidisciplinar. Interesante coincidencia que me ha animado a escribir este
post, y darle algo de vidilla a mi blog que lo tengo muy abandonado muy a pesar
mío. Os cuento estas ideas tan interesantes en este día tan especial. Espero os
gusten :)
El centro de investigación Kokoro (http://kokoro.kyoto-u.ac.jp/en/index.html) se creó en abril de 2007 en la Universidad de Kioto
(Japón), pero tiene conexiones a nivel nacional e internacional. El centro
promueve investigación científica sobre la mente y la conciencia desde diversas
disciplinas como la psicología, neurofisiología,
ciencias cognitivas, estudios culturales y humanísticos.
Kokoro (ココロ) es una palabra
japonesa que significa “energía invisible”. Todos tenemos
un kokoro que intuimos de alguna manera en cómo funciona de manera interactiva
nuestro corazón, mente y espíritu. Mientras estos elementos sean coherentes
entre sí de manera interactiva y en equilibrio todo funciona bien en nosotros.
Pero cuando nuestro kokoro es inarmónico o se perturba, puede
estallar en violencia, anomia, apatía, adicciones varias, y comportamientos
anticívicos y autodestructivos.
El Centro de Investigación de Kokoro se compromete a investigar
las causas y posibles soluciones de dichos problemas socio-conductuales
de base psicológica, para facilitar la apertura mental, el bienestar y la
autoestima en las personas y las sociedades. Estudian funciones variadas de
nuestro kokoro como son la inteligencia, las emociones, la felicidad,
los sentimientos, los valores, la empatía y la importancia de la comunicación.
Quieren conocer desde la ciencia como estas funciones del kokoro interactúan y
se integran para darle riqueza al kokoro. Y todo ello, desde el
trabajo muldisciplinar en el estudio de la mente y la conciencia que hacen
científicos de distintas áreas científicas. Porque nuestro kokoro es
multidimensional y se ve afectado no solo por la personalidad y la genética,
sino por factores culturales como la cultura del país, la cultura de la
organización, el vecindario en el que vivimos, el producto nacional bruto de la
nación, la desigualdad social y económica y mucho más. Su misión es contribuir
con sus investigaciones a crear una humanidad y mentalidad adecuada para la
vida en la era global venidera.
Este es el background general en el que el Centro de Investigación
Kokoro trabaja en la Universidad de Kioto en donde estoy de
estancia. En concreto, con la profesora Dra. Yukiko Uchida
que es la directora de la Red
Internacional Cultural-Kokoro (Cultural-Kokoro Network -Culture-KoNet). Dentro del centro de investigación, son un grupo
internacional de psicólogos culturales y otros científicos sociales que están
persiguiendo cuestiones relacionadas con la cultura, y estudian cómo la cultura
y la mente trabajan juntas realizando investigaciones empíricas psicológicas y
culturales sobre cómo los entornos culturales moldean las emociones, las
cogniciones, las motivaciones y las relaciones entre las personas. La Dra.
Uchida ha centrado sus estudios en las variaciones culturales de las
emociones y las relaciones sociales. Sus estudios sugieren que las
prácticas y los significados cotidianos construyen nuestras funciones y
sistemas psicológicos. En particular, su investigación examina los significados
de felicidad e infelicidad; la experiencia en las personas de sus emociones
y la comprensión de los demás; así como el rol del apoyo emocional y
las relaciones sociales. Sus estudios transculturales examinan cómo la
participación en prácticas culturales significativas fomenta estos procesos
psicológicos.
Más en concreto me interesó de la Dra. Uchida sus
trabajos sobre la felicidad colectiva, así
como los antecedentes personales y culturales de
la felicidad.
Sabemos por la investigación que la felicidad y el bienestar psicológico a
menudo se han estudiado como sentimientos internos o estados de satisfacción
con la vida en general, o en particular con algunos ámbitos relevantes como el
trabajo, la familia, la comunidad, etc. Por ejemplo, podemos entender a grosso
modo que una persona feliz es aquella que tiene sentimientos placenteros gran
parte del tiempo, y se siente satisfecha con su vida de una manera global.
No obstante, investigaciones más recientes han estudiado
los efectos
que factores externos al individuo (por ejemplo, la prosperidad
económica a nivel nacional, o tener relaciones satisfactorias, desigualdad
social del país, el estatus social, experimentar eventos vitales importantes
como el divorcio…) tienen sobre la
felicidad de los individuos, o si podemos hablar de una felicidad colectiva que
puede ser diferente a la mera agregación de las felicidades individuales.
Por ejemplo, muy interesantes son sus estudios sobre
la percepción del éxito y la felicidad en diferentes culturas. Por
ejemplo, en un estudio que realizó con otros colegas japoneses (Markus, Uchida, Omoregie, Townsend y Kitayama, 2006) investigaron
la cobertura de los medios de los medallistas olímpicos tanto en EEUU
como en Japón. En el contexto estadounidense, los medios
describieron a los medallistas como "superhéroes": personajes
fuertes, atractivos, únicos y competitivos. Por otro lado, la cobertura de
los medios japoneses describió a la mayoría de los medallistas
como personas “normales”: débiles, con dificultades y recibiendo
apoyo de familiares o amigos.
Estos hallazgos sugieren que las teorías implícitas sobre
"cómo conseguir el oro" difieren entre culturas y tienen
implicaciones adicionales sobre cómo se logra la felicidad a través de la
consecución de objetivos. Las teorías implícitas de los estadounidenses consideran
que el éxito y la consiguiente felicidad que lleva el tener éxito, es
algo que consiguen las personas extraordinarias, altamente habilidosas. El
equipo de la Dra. Uchida considera que siguen un “Modelo Incremental de
la Felicidad”. De este modo al tener éxito se experimenta felicidad y
esas experiencias positivas pueden llevar a resultados más positivos aún, en
una especie de espiral positiva de felicidad ascendente. En este modelo, las
personas están motivadas a buscar la felicidad y estos estados placenteros
porque ellos les llevarán a más éxito.
Sin embargo, las teorías
implícitas de los japoneses perciben el éxito -y quizás también la
felicidad posterior- como algo que se logra por
personas no que sean extraordinarias, con capacidades de superhéroes, sino que
son personas
normales que experimentan dificultades pero que son capaces de
perseverar gracias al apoyo de los demás. Perciben los cambios y evalúan su
estado actual de felicidad tomando los altibajos y vaivenes de la vida como un
todo. Por lo tanto, la adversidad se percibe como un factor necesario para la
felicidad. La felicidad seguiría un "Modelo
Dialéctico” en donde la felicidad se pone en perspectiva y se analiza
desde una perspectiva temporal.
Según los
estudios de la Dra. Uchida por ejemplo, los individuos dentro de contextos
culturales independientes como es EEUU o
incluso Europa, tienen más probabilidades de estar motivados para maximizar
la experiencia del afecto positivo y buscar la felicidad. Además, la búsqueda de
la felicidad se considera como un “derecho”
humano fundamental a ser protegido en la sociedad. Para los occidentales la
felicidad tiene que ver con el auto-desarrollo, y
la consecución de metas
personales importantes. Además, el apoyo social
puede incluso en ocasiones tener consecuencias negativas, cuando, por
ejemplo, no ha sido solicitado (y, por tanto, se convierte en un favor que
tienes que devolver de alguna forma) o cuando atenta a la propia autoestima
(dado que no ha sido posible conseguir tu meta de manera individual, sino que
necesitas ayuda de otros).
Por el contrario, dentro de contextos
culturales más interdependientes o colectivistas como es la cultura
japonesa, la felicidad tiende
a definirse en términos de conexión
interpersonal o un equilibrio entre uno mismo y los demás. Nuestro
kokoro en armonía con el kokoro de los demás, del colectivo. Ejemplos de
este esfuerzo colectivo extraodinario de los japoneses los hemos observado en
los medios cuando el terremoto
y tzunami en la costa este japonesa el día 11 de marzo de 2011 en
donde la sociedad japonesa mantuvo la calma, el equilibrio y buscó el bienestar
del colectivo. Los estudios de la Dra. Uchida y colegas, señalan que la búsqueda
de la felicidad no se ve como algo que los individuos pueden
perseguir, sino que se
experimenta dentro de las relaciones compartidas. Aquí la frase que decía
Chris Peterson respecto a que es la felicidad cobra pleno sentido. Christopher
Peterson (1950 – 2012) uno de los fundadores de la Psicología Positiva y
junto con Martin Seligman creador de las Fortalezas del Carácter, decía que la
felicidad se podía resumir en tres palabras “Los
Demás Importan” (The others matter). Para los occidentales tiene sentido,
pero especialmente para los japoneses esto es así sin duda alguna. Es más, los factores
interpersonales, como la adaptación a las normas sociales y el cumplimiento de
las obligaciones relacionales, correlacionan con la felicidad. Las personas
que persiguen metas interpersonales por encima de metas personales, que sienten
experiencias emocionales relacionales positivas, que reciben apoyo emocional y
que experimentan sentimientos de armonía relacional, son más propensos a
mostrar niveles más altos de felicidad y bienestar psicológico.
En el caso del engagement en el trabajo, con nuestros
propios estudios también hemos encontrado diferencias importantes a
nivel cultural entre los niveles de engagement en las personas de
países occidentales y orientales. Por ejemplo, en análisis realizados con
muestras de más de 80.000 individuos encontramos que los niveles de engagement
en Japón son bastante más bajos que en el resto de países, como pasa con los
indicadores de felicidad y bienestar que comentamos anteriormente (Hu, Schaufeli,
Taris, Hessen, Hakanen, Salanova, & Shimazu, 2014). Un análisis con mayor profundidad de estos resultados comparando
muestras de trabajadores japoneses y holandeses encontraron mis colegas que las
puntuaciones más bajas de engagement en el trabajo de los japoneses cuando los
comparamos con los holandeses no se deben a que no experimenten
íntimamente la experiencia psicológica positiva de sentirse engaged con sus
trabajos (vigorosos, dedicados y absortos mientras trabajan) sino
que se debe más a un factor cultural como es que en culturas asiáticas como
Japón está bien vista la supresión en la expresión de emociones positivas y
esto no tiene consecuencias negativas para las personas (Shimazu,
Schaufeli, Miyanaka, & Iwata, 2010). Es más, expresar
altos niveles de bienestar y engagement podría tener consecuencias negativas
como dijimos antes respecto a valores colectivistas que para ellos son
importantes, o producir celos y envidia en otros con las consecuencias de
pérdida de equilibrio y armonía social. Mientras que en culturas más
occidentales es la necesidad de automejora continua el aspecto cultural que
explica un sesgo mayor a puntuar más alto en engagement.
En relación con esto, son muy interesantes también las variaciones
en niveles de bienestar y felicidad en función de los países, y como variables
societales y sociales externas al individuo pueden estar explicando
esas diferencias. Más aún, siguiendo con esta línea argumental, en
la encuesta
mundial sobre felicidad (World Happiness Index, 2018), publicada
recientemente, encontramos que Japón ocupa la posición número 54 en el ranking
de felicidad de un total de 156 donde los primeros en el ranking son países
escandinavos (por orden, Finlandia, Noruega, Dinamarca). España, por cierto,
estamos en el número 36 por encima de la sociedad nipona.
Esas puntuaciones medio/bajas en felicidad y bienestar
por parte de los japoneses suele ser así en la mayoría de estudios sobre
felicidad y bienestar de las naciones ¿Esto significa que los japoneses
son menos felices, o menos engaged en sus trabajos que el resto de países
que ocupan posiciones superiores en el ranking? Las respuestas no son
sencillas, y como dijimos antes en el caso del engagement en el trabajo supone
que hay factores culturales que explican esas diferencias (más en la expresión conductual de felicidad por ejemplo contestando una encuesta, que en la experiencia íntima
de ese bienestar o felicidad). Y es que el significado de la felicidad
en Japón como se dijo antes es bastante diferente al significado que le damos
en países occidentales. Para los japoneses, los altos niveles
de felicidad expresados pueden tener connotaciones negativas
como “hacer que los demás tengan envidia y celos” y eso desajustaría
el balance de armonía interpersonal que necesitan para su bienestar
individual. Según la Oficina del Gabinete de Japón, los japoneses prefieren
niveles moderados de felicidad para ese Kokoro que se orienta al equilibrio tan
buscado por los japoneses. Además, debe
tenerse en cuenta que las clasificaciones de felicidad cambian drásticamente
según las medidas específicas utilizadas (bienestar subjetivo, emociones
positivas, etc).
Tanto es así, que le equipo de la Dra. Uchida han
desarrollado una medida de “Felicidad Interpersonal” que tiene que ver con la idea de que en culturas
asiáticas la experiencia individual de felicidad se relaciona con la
armonía en las relaciones. Por ejemplo, en esta escala Hitokoto y Uchida
(2015) miden una felicidad
interdependiente (Interdependent Happiness Scale
(IHS) con factores como, por ejemplo “relaciones positivas” tal como hacer feliz a la pareja; la “quietud” como el hecho de vivir una vida estable, y tener
una “vida normal” (por ej., "creo que mi vida es tan feliz como
la de los demás a mi alrededor"). Este concepto de felicidad
interdependiente intenta capturar la búsqueda del bienestar colectivo.
Mi estancia en esta
universidad, me permitirá conocer de primera mano
los estudios llevados a cabo en la Red Internacional
Cultural-Kokoro, en este ámbito tan interesante promocionado por la Psicología
Cultural. Tener en cuenta no solo el bienestar individual, sino también
el colectivo, comprender las variaciones culturales en
niveles de bienestar y felicidad desde una perspectiva más amplia, así como
el avance metodológico que supone hacer investigaciones de
este tipo. Por ejemplo, el uso de estudios con metodología multinivel para
capturar los efectos de factores culturales y colectivos (externos al individuo
como dije antes) en los niveles de felicidad y bienestar individual. Dentro
del equipo WANT que dirijo en la Universitat Jaume I
(www.want.uji.es), ya llevamos algunos años estudiando las organizaciones
saludables y resilientes (Modelo HERO –Healthy & Resilient Organization) y
estamos utilizando, además de medidas colectivas de felicidad y bienestar,
esta metodología multinivel para evaluar el impacto de
factores colectivos como son las prácticas organizaciones saludables, los
recursos sociales de los equipos, liderazgo positivo, etc en el bienestar y la
felicidad individual como emociones positivas o engagement individual, incluso
en el desempeño intra y extrarol (ver publicaciones en la página Web del
equipo).
Todo un reto para mi sin duda alguna, estar en esta universidad, escribiendo este post sobre
Todo un reto para mi sin duda alguna, estar en esta universidad, escribiendo este post sobre
Felicidad y Bienestar para rememorar un año mas el Día Internacional de la Felicidad
#DiaDeLaFelicidad #WANTHappyDay #FelicidadEnAccion
#DiaDeLaFelicidad #WANTHappyDay #FelicidadEnAccion
おもてなしのためにココロセンターにどうもありがとうございます
Smiling (:
Referencias
Hitokoto, H.,
& Uchida, Y. (2015). Interdependent happiness: Theoretical importance and
measure- ment validity. Journal of Happiness Studies, 16,
211–239.
Hu, Q.,
Schaufeli, W.B., Taris, T., Hessen, D.J., Hakanen, J., Salanova, M., &
Shimazu, A. (2014). East is East and West is West and never the twain shall
meet: Work Engagement and Workaholism across Eastern and Western
Cultures. Journal of Behavioral and Social Sciences, 1, 6-24.
Markus, H. R.,
Uchida, Y., Omoregie, H., Townsend, S. S., & Kitayama, S. (2006). Going for
the gold: Models of agency in Japanese and American con- texts. Psychological
Science, 17, 103–112.
Shimazu, A.,
Schaufeli, W.B., Miyanaka, D. & Iwata, N. (2010). Why Japanese workers
show low work engagement: An item response theory analysis of the Utrecht Work
Engagement scale. BioPsychoSocial Medicine, 4(17), 1-6.
Uchida, Y.
& Oishi, S. (2016). The Happiness of Individuals and the Collective. Japanese
Psychological Research, 58(1), 125–141.