Buenos y saludables días amigos!
Generalmente tendemos a buscar a los demás cuando nos pasan cosas
malas. Buscamos al amigo o al compañero amable del trabajo para contarle lo
que nos pasó, lo mal que lo pasamos, etc. Con ello minimizamos nuestro nivel de
estrés y emociones negativas. Cuando compartimos con los demás cosas buenas, lo que nos ocurre es que saboreamos de nuevo el evento, lo
embellecemos y sacamos todavía mas beneficio de la dicha. Mi píldora + de
hoy tiene que ver con el Compartir
buenas noticias, y sus efectos sobre nuestra felicidad y bienestar, y la de
los demás.
Las
buenas noticias nos hacen sentir alegría, entusiasmo, júbilo..., pero al compartirlas con los demás volvemos
a sentirnos tan bien como cuando las recibimos, y además, y no menos
importante, contagiamos nuestro buen feeling
a los demás. Creo que esta es una vía de comunicación que deberíamos trabajar
mas, tanto a nivel personal como profesional.
La investigación científica ha demostrado que
el intercambio de buenas noticias o hablar a otros acerca de las experiencias
positivas, tiene resultados positivos ya que permite (1) aumentar las emociones
positivas y (2) recordar esa experiencia y disfrutarla a lo largo plazo (Gable,
Reis, Impett, y Asher, 2004). En un estudio experimental realizado recientemente por Reis y
colegas en 2010 en la prestigiosa revista Journal of Personality and Social
Psychology, encontraros que compartir buenas noticias con otros aumenta el
valor percibido de los acontecimientos, especialmente cuando los otros
responden con entusiasmo a nuestras buenas noticias. Además, las respuestas
entusiastas a compartir buenas noticias promueven el desarrollo de la confianza
y la orientación prosocial hacia el otro. Lo interesante de este estudio, es
que el mismo mecanismo psicológico ocurre cuando compartimos noticias con
desconocidos que con conocidos. Curioso ¿verdad?
Un mecanismo psicológico que explica los beneficios de compartir buenas
noticias el “contagio emocional”.
A la mayoría de nosotros nos es familiar la frase “estamos en la misma onda”
cuando nos referimos a compartir con otros algún gusto, hobby o preferencia.
También es posible el caso de sintonizar emociones con otras personas en
determinadas circunstancias. Por ejemplo, nos sentimos alegres en una reunión
de amigos, y tristes en un entierro. Tendemos a reír en el cine cuando oímos a
otras personas que se ríen también, contagiándonos sus emociones, o si somos
amantes del deporte, nos alegramos cuando nuestro equipo gana la liga J.
En estos casos, podemos decir que de una forma u otra “captamos” las
emociones de los que nos rodean y las hacemos nuestras. Este fenómeno
se ha denominado en Psicología “contagio emocional", y se definió ya en
1994 por Hatfield, Cacioppo, y Rapson como "la tendencia a imitar y
sincronizar automáticamente las expresiones faciales, las vocalizaciones, las
posturas y los movimientos con los de otra persona y, por consiguiente, a converger
juntos emocionalmente". La investigación psicológica de hecho confirma,
que las personas imitan automáticamente las expresiones faciales, voces, y
posturas de los demás durante el trascurso de las interacciones.
También existe otra manera de capturar las emociones de los demás, ya
que el contagio emocional puede producirse a través de un proceso más
consciente de identificación empática. Es decir, al ser empáticos y ponernos en
la “piel del otro”, podemos auto-inducirnos las emociones que está sintiendo el
otro. Por ejemplo, cuando somos conscientes de que otra persona se siente
triste o feliz, puede desencadenar en nosotros recuerdos de otros momentos en
que nos hemos sentido de esa manera, y despertar emociones similares. En estos
procesos empáticos tienen mucho que decir nuestras “neuronas espejo” que serán
objetivo de otra de mis píldoras positivas J futuras.
El compartir buenas noticias, especialmente ahora con la que está
cayendo ahí fuera… creo que debería ser una obligación en las organizaciones.
No se trata de disfrazar la realidad, sino de realizar una búsqueda activa de
aquellas cosas positivas que también pasan en las empresas día a día, y que
precisamente porque estamos afectados por el “efecto de focalización” de las
emociones negativas no somos capaces de ver lo positivo que también nos pasa.
Muchas veces lo esencial es invisible a los ojos… Yo siempre digo que la
botella no está ni medio vacía ni medio llena, ni por la mitad… Existe otra
manera de ver la botella y es verla 100% llena: mitad de agua, mitad de aire.
Pero cuando todo alrededor se derrumba, tendemos a ser presas de la focalización
en lo que nos va mal y solo tenemos ojos para eso. Nos centramos solo en
nosotros mismos, lamiendo las llagas, y perdiendo oportunidades que hay
alrededor nuestro.
Os propongo hacer un esfuerzo consciente de buscar cada día algo
positivo que ocurre a vuestro alrededor, ser conscientes al experimentar esa
emoción positiva en vosotros mismos, y compartir la buena noticia con vuestro
equipo de trabajo, colegas, familia, amigos… Ya sabemos que AFORTUNADAMENTE
tenemos canales de redes sociales para hacerlo así que, ánimo y adelante!
Compartir te hará sentir bien a ti y a los que tienes a tu alrededor!
Mañana más y mejor. Y recuerda, no es magia, es investigación!
Smiling (:
Muchas gracias Marisa por compartir tus conocimientos.
ResponderEliminarEs sumamente gratificante, descubrir todos los días investigaciones que avalan lo que el ser humano siempre ha hecho, relacionarse.
Un abrazo y deseando estoy de la otra píldora.:))